En un instante de tiempo me detengo,
sueño con él y en él me desperezo,
y le sonrió guiñándole un ojo,
y al despertar le cuento lo nuestro.
Y es ese tiempo en ti que me mira,
una caricia dormida en tu alma,
un beso perdido en tu sonrisa,
que mudo, sin rozarme, habla.
Y nos hacemos presencia al invocarnos,
yo te nombro, tú me anotas,
tú en mi mente yo en tus labios,
tú en mi letra yo en tu glosa.
Y entre juegos nos vivimos,
en una partida loca,
tú me repartes deseos,
yo lanzo un full a tu boca.
En una tarde de lluvia,
o una mañana sin horas,
con una canción de cuerpos,
donde los ritmos dan sombras,
las de tu cuerpo y el mío,
que en la piel componen versos,
con pentagramas de gestos,
sin partituras de ropa.
Y entre caricias recitas,
con tus manos mis estrofas,
y me compones sin tempo
entregándote a mis notas.