Siento que me acerco,
mis pasos me llevan,
mis sueños se pasean,
noche de invierno que no hiberna,
ya estoy en ella,
me miro el alma entre sus luces,
olores a empanada y Navidad,
ya no, ya no es, se detuvo un Enero,
allí se quedaron sus colores que ahora me rodean,
solo los ojos enormes de los niños me siguen regalando su esencia,
azules, como ese gorro que redondea aún más su cara,
lindo, como aquellas sonrisas mías de antaño,
y sin embargo ahora no,
la miro extranjera en mi paisaje de calles iluminadas de vida y bombillas,
me siento a trasluz, actriz entre bambalinas que teme dar el paso,
mi alma huele al musgo de otras décadas,
cuando los reyes reinaban, y no había calcetines en la chimenea,
mi corazón la contempla multicolor,
a veces quiere esforzarse y dejarse llevar,
mi corazón, quizá en su primera vida,
eso me dicen,
quizá fui gato, quizá piedra, quizá incienso,
quizá me piso y maúllo resentida de recuerdo,
ya no me duele vivir, ya no,
pero si pesa,
de ausencia y sinsabores,
de risas y tragos,
de caricias y vacíos eminentes,
que inminentes no, que no se saben,
hablan, gritan mis ideas, pero no pienso,
no quiero que me arrastre un ayer imposible,
he llegado,
la calle semioscura pierde sus aromas,
piso mi piedra, la que miré con ojos abiertos,
maúllo, como ronroneé ávida de dulces,
entro, me esperan, pese a no ser,
mi alma llegó ya, no se había marchado.
Merci!! Quizá gato…
Me gustaMe gusta
Vaya recorrido entre símbolos y emociones. Contraste entre ilusión y agotamiento vital. Magnífico.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Natalia, lo bello de los años es la vida que nos regalan.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Precioso poema. Enhorabuena.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Javi. Dias que mueven mucho de nosotros.
Me gustaLe gusta a 1 persona