Su respiración la envolvía haciendo estremecer cada milímetro de ese ser desbocado de deseo en que se convertía con solo pensarlo, mientras él giraba a su alrededor contemplando su obra, cada poro imploraba castigo y clemencia, quieta, atrapada en la lujuria de los ojos de su dueño supiraba latidos que encadenaban muñecas y tobillos, nada en ella le pertenecía desde la noche en que se entregó a sus ojos, y esperando sus manos el tiempo abrasaba cada espacio de vida que era en él…
Clemencia
Publicado por Nuria Barnes
Soy un cuerpo construído de poemas, de los que leí, y de los que la vida escribió en mí y yo para ti. Narro historias, porque sino escribiera me faltaría el oxígeno para vivir. Ver más entradas
Qué bello.
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Gracias! Un honos viniendo de ti😀
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Escribes muy bonito.
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