Sonó el timbre, dejó entreabierto, empezó la danza de la esclava, cegada por ella misma escuchó la puerta cerrarse y unas manos se aferraron a su cintura, sintio el frío de la pared que la acogia…
-¿Preparada?
Asintió mientras una de las manos la aferraba más, otra viajaba por sus piernas subiendo su vestido, palabras obscenas en su oído y sin preámbulo unos dedos la penetraron sin esperar ninguna señal, se controsionó de dolor para pensar en el placer venidero, el juego estaba pactado, llevaban dias planeándolo, la sujetaba ahora por el pelo mientras mordía su cuello sin cuidado y los dedos, indomitos entraban y salían, gemía, sentía la humedad que le estaba provocando, sujetó el collar a su cuello, tiró de ella, “ya puedes empezar con lo que prometiste el otro día, lo quiero tal cual” se acomodó en el sofá mientras la arrodillaba, y así fue hasta que el se dejó ir en su boca.
Podía sentirle sonreir de placer, el sentido de la vista le estaba negado, tiró de ella para que se levantase, la acopló en la mesa y como premio empezaron los azotes, no fue muy duro, quizá no sabía o no se atrevía a serlo, “se que te gusta murmuró, pero te va a gustar más” y excitado por la posesión de aquel cuerpo con nombre y sin historia, la invadió de espaldas, brusco, dominante, ella sin palabras empezó a danzar al ritmo que le imponían a sus caderas, aquella tarde fue su bailarina privada, por el dio todos los pasos, se contorneo, se alzó y se enterró, era su muñeca danzante, solo las medias de rejilla puestas, el collar dueño de su destino en aquellas horas, y su pulsera de esclava, órdenes y obediencia, fustigada y poseída de dolores y placeres hasta la extenuación, cuando creyó que su cuerpo iba a romperse sintió el de él recostarse a su lado, recuperar el aliento y la cordura, la acariciaba, acogió inmovil sus besos dulces en el cuello, musitó un “tengo que marcharme”, lo dijo mientras le quitaba el collar y la esclava del pie, siguió quieta, sentía que casi no podía moverse, escuchó la ducha y como se vestía, se acercó de nuevo, le acarició la españda, “eres maravillosa, la próxima vez no creo que venga solo”, sintió cerrarse la puerta como un azote más, no podía pensar demasiado, solo estaba segura de una cosa, habría próxima vez, porque no había nada que deseara más que los infiernos a los que él la arrastraba.
Uy… Esperaré impaciente … Necesito saber con quien aparece
Un beso
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Como los buenos culebrones… Seguirá.. Besos corazón loco
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Loco del todo
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Magnífico relato Nuria.
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Gracias Silvia!! Feliz tarde de domingo!!
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Igualmente linda 🙂
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Amo, un placer complacerte 😉
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Me mataste con el relato, y la foto que escogiste es mi fetiche perfecto. Maestra!
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