Se levantó al amanecer, me dio un beso en el cuello, cuando iba a hablar me besó mordiéndome el labio, y muy bajito, como si no quisiera despertarme añadio:
– Shhhh hoy no puedes hablar, duerme y obedece. Volveré esta noche, soy adicto al castigo de tu cuerpo, no quiero que abras ni salgas, me llevo tus llaves. Ya te daré órdenes.
Me quedé quieta, estaba agotada y dolida, solo quería descansar y seguir durmiendo. El sonido de un mensaje me despertó, desorientada cogí el teléfono, eran las cuatro de la tarde, era suyo.
Primer mensaje.
“Seguro que te despierto dormilona. Me gusta, has obedecido. No respondas. Hoy toca silencio. Solo tienes que obedecer. Levántate y tómate un café con algo sólido.”
Me desperecé y fui a la cocina, me preparé un expresso y un par de tostadas, estaba hambrienta, añadí queso, jamón y un poco de aceite.
Segundo mensaje.
“Espero que hayas comido algo. Dúchate y lávate el pelo con el champú que te compré. Déjalo secar, me gustan tus ondas naturales. Ponte mucha crema.”
Terminé el desayuno-comida y fui al baño, revisé la depilación, me duché, me puse crema. Llamaron a la puerta. Era Teresa. El no quería que hiciera las tareas de la casa. Le abrí la puerta. Recogió y muda como siempre se fue.
Tercer mensaje.
Teresa ya se habrá ido. Relájate, pero antes de la nueve tienes que estar preparada. Quiero que te pongas el conjunto negro que te regalé, todo, corpiño y liguero, ya sabes la medias que me gustan para ese conjunto. No te equivoques. Ponte el collar de perlas negras con tres vueltas, el perfume de Chanel y el antifaz. Túmbate en la cama. Recuerda que yo abriré la puerta, me llevé las llaves. Se buena y no te equivoques en nada de lo que te he ordenado.
Eran las siete, tenía tiempo, me puse más crema.
Cuarto mensaje.
Son las 20:30, espero que estés casi preparada, los labios rojos y la sombra negra, los zapatos rojos, en quince minutos te quiero en la cama, espero que no hayas sido remolona. Te quiero perfecta. Hoy habrá video.
Me tensé, no me gustaban las gravaciones, estaba vestida, llevaba los zapatos rojos, terminé el maquillaje, me puse el antifaz y me tumbé. Cinco minutos antes la llave giro en el paño de la puerta,
– Así me gusta, obediente y perfecta, incluso has puesto las velas que me gustan, tendrás premio. Sigue sin hablar, así me gustas más.
Sentía como poseía mi cuerpo con su mirada, primero colocó la esclava en el tobillo, luego el collar en el cuello, finalmente levantó mis brazos para tener las manos sobre la cabeza y usó las cuerdas.
Justo cuando iba a rozar mis labios sonó su teléfono.
Puaff…!!! la sumisión… bien descrita, bien mantenida la tensión. Tampoco es lo mío!
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Gracias! Me encantan vuestras respuestas, es un juego de limites.
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Que tensión… No valdría… La palabra sumisa no está en mi diccionario Jj
Besos
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Y ahí está parte del sentido de la historia… ¿Donde está tu límite?
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Uffff no tan alto… Mi carácter me lo impide
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Y si estuvieras profundamente enamorada como la protagonista?
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Esque me ahogaría bajo ese control, rompería las reglas,
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Normal…
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Y no creo que pudiera enamorarme de alguien que coarta mi libertad…
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Me encanta!! Pero y no sigo que doy pustas 😃 muacckkss
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💋💋💋
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Rebesisss 😘
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💋💋
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