A aquellos que sufrimos ese dolor físico e incierto al que demasiados ciegan su mirada.
Nada tengo,
y a pesar del dolor de aquellas y estas auséncias,
a ratos, acaricio estrellas,
quizá no sé vivir o quizá la vida no sepa conmigo,
puede que algunos tragos se atraganten,
y que este dolor,
ya no pasajero,
sea mi último transeúnte;
conocidos de otra vida,
vencedores ambos y vencidos,
nos hemos sentado mirándonos a los ojos,
él en mi y yo en mí de él atrapada y de él dueña sin contrato,
él me asesta golpes de cierto con su incertidumbre,
yo, vieja enemiga de los dos,
le espero entre el desasosiego de su existencia y la certeza,
de que él, sí, él, no va a abandonarme.
Siempre respirando cerca aunque no le veas.
Tu intensidad siempre contigo niña
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias cariño. Besos
Me gustaMe gusta