ahonda en tus heridas,
te rompe en dos o mil desastres,
en un millar de risas perdidas,
en cientos de lágrimas tragadas,
cuando el nudo del estomago vomita suspiros de incertidumbre,
cuando el dolor llora seco y tu alma árida de cansacio quema cada expiración,
cuando no puedes, no sabes, no aciertas,
cuando el error es la soga que asfixia las caricias ya sin tacto,
cuando el abrazo prófugo es el silencio que aúlla pródigo,
entonces,
la noche es una eternidad que ciega al sol que un día vivió detrás de tu mirada.