Tumbada bajo una lluvia de dolores, se preguntaba de espaldas al mundo porqué en ella todos los barcos naufragaban, porqué los meses truncaban las primeras miradas, porqué las mariposas se asfixiaban en su estómago, y se dejó llevar, se inundó de su ser, más desvalido de lo que cualquier mirada oteaba al cruzarse con su cuerpo, y es que su alma, homicida en ella y de ella, su alma, esa estaba a recaudo de mariposas y de naufragos, esa nunca surcaba ningún mar.