El silencio tras el estruendo,
el dinero tras el estruendo,
humanos dicen,
¿ quiénes?,
Alepo aúlla en medio de la nada,
unos pocos, perdidos, aturdido, solos,
vagan por calles convertidas en ruinas,
humanos dicen,
¿quienes?
Es la voz de la ciudad muerta quien los grita en su silencio demoledor,
ojos que miran, pero no ven,
miradas acostumbradas al desastre, miradas ciegas,
demasiados estómagos vacíos en todos los mundos,
insolidaridad lo llaman,
antes el mío que el tuyo.
Y mientras, la ceguera se extiende en manos de los medios de desinformación,
mientras la educación hecha pedazos da más armas al armado,
si, armado de poder, de dólares, yenes, rublos, oro…
sus manos sucias llenan de mugre nuestros rostros, nuestras vidas,
y lo que es peor, nuestros corazones.
Grita Alepo, aulla, y que aquellos que aún conservan una parte de su alma te den la voz y te den la mano,
llenemos los estómagos vacíos,
para que el único aullido que se oiga,
diga: ¡BASTA!