Y vamos cayendo,
como soldados de primera línea de batalla,
da igual el modo o la manera,
la crudeza de 2019 está siendo la continuación de un feminicidio que cada día va a más
pero el mundo sigue pese a nuestros miedos y asfixias,
las leyes no se cumplen o nos tratan como carnaza de tiburones sedientos de nuestra sangre,
no hay remedio,
el patriarcado que nos quiere sumisas y silenciadas,
entra en el parlamento con votos de mujer,
pierdo la cabeza ante tanta vergüenza de un siglo XXI,
asentado para muchos más atrás del paleolítico inferior,
nuestra lucha pacífica no tiene respuesta
sordos los oídos del poder ejecutivo y judicial,
ambos anclados en una tradición dónde nadie somos,
¿qué más da otra vida a sus oídos?
solo somos mujeres,
no recuerdan madres, hermanas o hijas
quizá las suyas protegidas bajo su manto no tienen miedo,
yo sí,
vivo en la sordera de la justicia
la voz muda del poder,
y mientras, madres hermanas hijas,
bañan el suelo de este país con su sangre,
que alza banderas y entierra mujeres,
lo primero a grito desbocado,
lo segundo en silencio girando la cara a ese rio de sangre que hoy, como ayer es ser mujer