Porqué me sale del alma con lágrimas invadiendo mis ojos
A ti, sencillo maestro de la política y la palabra,
a ti, ser humano al que la vida le dio dónde más puede doler.
No, no hay palabras ni consuelo cuándo tu padre político te abandona.
Malditas las guerras y los que las provocan.
Maldita la ignorancia esa que no es de no poder aprender, la ignorancia de corazón, de honestidad, de ser.
Aquí me dejas, cada día más huérfana de los hombres de los que un día aprendí.
Imposible olvidarte por los que te conocimos, aunque fuera un poquito.
Orgullosa de haber sido concejal de tu ejército de soñadores por un mundo mejor.
No me llegan las palabras a decir más de ti, de tu figura, porqué las lágrimas borran las letras del teclado.
Que la tierra te sea leve maestro.
Nos vemos allá, y echamos una partida de dominó, que a mí también me encanta.
Mientras te añoraré aquí en esta otra tierra a la deriva.