Y la vida me regaló dos enormes ojos negros,
una mirada intensa,
una palabra, mama.
Mi hija lo más deseado por mí desde que pensé en lo que era tener un hijo, no parirlo.
Corrió hacia mi, me agaché y se tiró a mi cuello,
desde entonces estanques y mares embravecidos de diablos casi nos ahogan,
hoy,
eso ojos negros, esos once quilos, primer pijama naranja, prime juguete, pero sobretodo ese primer mamá,
son diecinueve años bellísimos.
Desde que llegó a mi vida por ella y de ella respiro,
y la vida a baquetazos me ha demostrado que no hay un amor más grande que aquel que tú has elegido,
y hoy sé que elegí ser madre por encima de cada uno de mis otros deseos o delirios.
Y cada día la amo más, por ese tiempo que no perdido, robado,
por cada una de las guerras que nos lanzó a la cara el destino.
Mas supimos recogerlas, y ahogarlas en un río, de lágrimas y de sonrisas, con las que ahora nos vestimos.
Ella es cada aire que tomo, cada beso que rebosa, cada abrazo, miedo, dolor, noche ebria de soledad sin sus sonidos,
queda la casa en silencio,
mi corazón engrandecido,
sabiendo que en un horas,
la tendré entre mis brazos como de aire la he tenido.
3 comentarios sobre “Para Lisa”
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Que hermoso cala hondo en nuestros corazones ese amor incondicional por los hijos, pero mis nietos no sé si amo mas a ellos, hay algo indescriptible en ellos cada travesura, cada sonrisa, sus berrinches, ya no hay enojos mío, gracias es un poema muy genial, un abrazo desde Perú 🇵🇪 y te deseo muchos éxitos.
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Muchísimas gracias por leer y comentar y por tus palabras. El secreto es que a los nietos no hay que educarlos solo consentirlos.
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Jajaja estoy de acuerdo porque son unos ángeles bullangueros. Desde Perú 🇵🇪 te deseo muchos éxitos.
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